viernes, noviembre 10, 2006

Los Coristas (Les Choristes)

Hoy en día se dice que para tener una buena película hay que tener una buena historia. Pero para tener una película sobresaliente, también hay que saber contarla.

Título: Los Coristas (Les Choristes)
Año: 2004
País: Francia
Director: Christophe Barratier
Reparto: Gérard Jugnot, François Berléand, Kad Merad, Maxence Perrin, Jean-Baptiste Maunier
Les Choristes (Los Coristas), del novel director Christophe Barratier, encabeza una lista de muy interesantes películas francesas que llegaron a nuestras salas en 2004. Lista que incluye la última colaboración de Jean Pierre Jeunet y Audrey Tautou (de la exitosa Amelie) adaptando una novela de culto del escritor Sébastien Japrisot, Un long dimanche de fiançailles (Amor Eterno); la última película del laureado director Jean-Jacques Annaud Two Brothers (Dos Hermanos); el último trabajo del afamado director Jean Luc Godard que se presentó en la muestra Nuestra Música; L Esquive, ganadora del César (equivalente al Oscar americano para el cine francés) de ese año; y hasta la última comedia del director de La Jaula de las Locas llamada Que te calles!, que reúne a los más famosos actores franceses a nivel internacional en nuestros días: Gerard Depardieu y Jean Reno.

Los Coristas es la película que representó a Francia en la entrega de los Oscares, que también estuvo nominada en los Globos de Oro, y que fue una de las películas más taquilleras en Francia en 2004. En un principio parecía que sería opacada por otras producciones más fastuosas, pero sus propios meritos, principalmente la recomendación de boca en boca de su público, la han colocado en merecido lugar.

Cuando la madre de un renombrado director de orquesta muere, este recibe la visita de un antiguo compañero de escuela, quien le trae el viejo diario de uno de sus profesores, el Sr. Clément Mathieu, quién en dicho diario hace un recuento de sus días como celador de un instituto de bajos recursos para niños problema. Ante la desesperanza y falta de apoyo, Clément decide utilizar la música como un medio para inculcar la disciplina en sus alumnos.

El trabajo actoral es muy bueno, y el director logra obtener de sus protagonistas infantiles una labor equiparable al de sus contrapartes adultas. Sobresalen el actor Gérard Jugnot, como el celador Clément Mathieu, y François Berléand, como el severo y déspota director Rachin. Gérard Jugnot aunque es un actor virtualmente desconocido en estas latitudes, es muy querido y cuenta con una extensa carrera en su país natal. Teniendo una fe inmensa en esta película, Jugnot participó como productor de la misma, hipotecando su departamento para ayudar con el financiamiento. Una apuesta que pagó dividendos, ya que Los Coristas le redituó alrededor de 5 millones de euros, convirtiéndolo en el actor mejor pagado de Francia de 2004, por sobre los ya mencionados Reno y Depardieu.

Obviamente, la música es otro factor fundamental de la película, y las composiciones del mismo director Christophe Barratier y el director de orquesta y compositor Bruno Coulais, interpretadas por el coro infantil, son de verdad conmovedoras y ayudan a crear una atmósfera mágica, que nos permite identificar el significado que representa este contacto real y palpable con el arte, para aquellos que viven en la soledad y el abandono.

El punto más débil de Los Coristas está en que se trata de un cuento demasiado familiar. La historia del profesor singular que cambia la vida de sus alumnos con técnicas de enseñanza poco comunes, ya ha sido contada innumerables ocasiones, precisamente porque es inspiradora y conmovedora. Esto hace que las comparaciones con otras películas famosas y queridas sea obligatoria (La Sociedad de los Poetas Muertos, Con Ganas de Triunfar, Al Maestro con Cariño, pero sobre todo “Triunfo a la Vida (Mr. Holland Opus), y Los Coristas no aporta nada nuevo al tema. La forma en que está narrada es coherente, y aunque las situaciones no son forzadas ni irreales, si se tratan de una manera dulce y superficial, quizá con la intención de que los niños puedan verla.

Sin embargo hay que admitir que la anécdota que da inicio y fin a la película es muy bonita, dejando un agradable “sabor de boca” en el público al abandonar la sala. De ahí lo que mencionaba al principio: Si además de contar una buena historia, eres un hábil narrador y sabes darle el toque justo, puedes obtener, quizá no una obra maestra o un clásico, pero sí una película sobresaliente e inspiradora, que en estos tiempos en que la educación y el arte son tan menospreciados, nos hacen mucha falta.

No hay comentarios.: